Rodin, Auguste (1840-1917) ESCULTURAS-TÍTULOS

Rodin esculpió nueve estatuas de mujer, todas del mismo tamaño, pero en diversas posiciones.

-¿Qué representan?- preguntó un amigo.

-Las  nueve musas.

Días después vendió dos de aquellas figuras, y alas que quedaban las llamó “Los siete pecados capitales”. Un tiempo más tarde vendió otras dos, y a las demás las nombró “Los cinco sentidos”. Alguien compró otra más, y a las que quedaron las llamó “Las cuatro estaciones”. Vendió otra, y nombró a las restantes “Las tres gracias”. Vendió dos más, y a la única que le quedó le puso debajo este título “Soledad”.

Nerón (37-68) AMIGOS- ENEMIGOS- SOLEDAD

Fue tanto lo que este monstruo hizo, que perseguido por todos tuvo que huir y se refugió en la casa de un antiguo esclavo al que había concebido la libertad. Nerón rogó a su antiguo esclavo que le matara y este no se atrevió. Por lo que Nerón pronunció una de las frases suyas que se hicieron famosas:

-¿Es posible que no encuentre ni amigos que defiendan mi vida ni enemigos que me la quiten?

Van Gogh, Vincent (1853-1890) AMARGURA- EXCENTRICIDAD- SOLEDAD

Van Gogh era un hombre difícil, con extrañas reacciones. Muy enamoradizo, pero nada seductor. Las mujeres no le amaban. Estuvo enamorado de una prima suya, que lo despreció. El joven pintor intentó hablar con ella algunas veces y nunca lo consiguió. Fue a buscarla a su casa y ella no lo quiso recibir. Había ahí una lámpara de petróleo, y Van Gogh le rogó a la madre de la muchacha que le dejara ver a la hija, aunque sólo fuese el tiempo que él aguantaría el dedo en la llama. Ya se iba a quemar el dedo, cuando la mujer llegó a tiempo de apagar la lámpara. Entonces, el pintor salió de la casa gritando:

-Dios mío ¿Por qué me has abandonado?

Vincent Van Gogh – amargura, excentricidad, soledad

van_gogh_bVan Gogh era un hombre difícil, con extrañas reacciones. Muy enamoradizo, pero nada seductor. Las mujeres no le amaban. Estuvo enamorado de una prima suya que lo despreció. El joven pintor intentó hablara con ella algunas veces y nunca lo consiguió. Fue a buscarla a su casa y ella no lo quiso recibir. Había allí una lámpara de petróleo, y van Gogh le rogó a la madre de la muchacha que le dejara ver a la hija, aunque fuese el tiempo que aguantaría el dedo en la llama. Ya se iba a quemar el dedo cuando la mujer llegó a tiempo de apagar la lámpara. Entonces, el pintor salió de la casa gritando:

-Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?