Un grupo de amigos lo había invitado a comer y llegó tarde como era costumbre de él. Uno de los amigos comenzó a bromear sobre la tardanza del novelista, a lo que éste le respondió:
-¿Quieres hacerte el gracioso antes de comer o es que pretendes quitarme el apetito?
Y volviéndose hacia el otro le preguntó:
-¿A qué hora comemos?
-Supuestamente ya debíamos de haber comido.
-Menos mal. Nada me abre tanto el apetito con el incumplimiento del deber.