Sobre su mesa trabajo reposan algunas figuras de animales de bronce; se hallaba un coneja, un león, un gato, un perro, una asno…En cierta ocasión recibió la visita de un amigo que al ver la colección se la celebró.
-¡Bonita colección! ¿Te gustan esos animales?
-Más bien los necesito- contestó Ibsen.
-Necesitarlos ¿para qué?
-para trabajar. Los tres que ves ahí, son los protagonistas de lo que estoy escribiendo en este momento y no puedo escribir si no lo veo constantemente delante de mí.
El escritor señaló a un avestruz, un cerdo y una hiena, que estaban apartados del resto de la colección.
-¿Una avestruz, un cerdo y una hiena?- preguntó acostumbrado.
-En efecto: dos hombres y una mujer. El cerdo y la hiena son los dos hombres; el avestruz es la mujer. ¿No te das cuenta del drama? Trata de imaginarte algunas de las personas que conoces. Un hombre que sea prácticamente un cerdo, otro que parezca una hiena y una mujer que se comporte como un avestruz. Hazlos vivir juntos en determinadas circunstancias y verás cómo surge el drama.
Anecdotario del Profr. Colorado 