Morgan, Pierpont (1837-1913) PERSEVERANCIA- APUESTA- ENTREVISTA

Jamás concedía entrevistas a os periodistas. Una vez en Londres, un joven periodista le solicitó una entrevista. Morgan le hizo llegar la acostumbrada negativa, pero el periodista insistió una y otra vez, hasta que Morgan le hizo llegar esta contestación.

-Cada minuto de la vida del Señor Morgan vale cien libras.

El periodista siguió insistiendo:

-Por favor, dígale al señor Morgan que mis minutos valen mucho más y, sin embargo, se los estoy dedicando.

Por su curiosidad ante tanta insistencia, el multimillonario le hizo pasar y sin ofrecerle asiento, le preguntó:

-Pues bien ¿qué desea de mí?

-Solo pagarle las doscientas libras por los dos minutos que le haré perder.

-bien, pero usted ha dicho que sus minutos valen más que los míos y quiero que me lo explique.

-Efectivamente, he apostado con mis compañeros de redacción quinientas libras a que usted me recibirá y que conversaríamos. Como es evidente, he ganado la apuesta- dijo tomándose tiempo y actuando con frialdad pasmosa-. Le pagó sus doscientas libras y yo me gano trescientos. ¿No es acaso mi tiempo más valioso que el suyo?

Ingres, Jean- Auguste D. (1780-1867) PROFESIONALISMO- PINTURA

Pintaba con una lentitud extraordinaria. Era tan perfeccionista en su trabajo, que no terminaba algo hasta que, según su parecer, ya no se podía mejorar aún más. En cierta ocasión, una señora le pidió que pintara a su hijo: un jovencito de quince años de edad. Luego de laborar todo un año en el retrato, aún no lo encontraba lo suficientemente perfecto como para entregárselo. Al poco tiempo, fue necesario interrumpir el trabajo, pues el muchacho tuvo que ausentarse para participar en el servicio militar. Seis años después, ya hecho todo un joven buen mozo, cuando se sintió con tiempo suficiente como para comenzar posar, volvió al estudio del pintor para ver si podía terminarle el retrato que empezara en años atrás. Ingres observó al muchacho, miró entonces la pintura y le dijo sencillamente:

-Pues, tenemos que comenzar de nuevo.

Einstein, Albert (1879-1955) RELATIVIDAD

Einstein no tenía tiempo para recibir a todos los que deseaban verlo. Tomó una secretaria, con el sólo fin de atender a las visitas y decirle que él no podía hacerlo. En atención a los visitantes, eligió a una muchacha joven y bonita. Le encargó que les preguntara a todos el objeto de su visita. La mayoría decían lo mismo, que deseban ver a Einstein para que les explicara claramente el significado de la teoría de la relatividad. Entonces la secretaria le propuso lo siguiente:

-Usted me lo explica a mi y así yo podré explicarlo a ellos.

-Me parece una excelente idea. Para que mejor la entienda puede darle un ejemplo práctico. Veamos, un hombre que pasa una hora en compañía de una muchacha bonita, como usted por ejemplo, esta hora le parece un minuto. Y otro hombre que pasa un minuto sentado en un bracero encendido, ese minuto le parece una hora. Esto es relatividad