El filósofo falleció a la edad de los 66años en Ermonville, en casa de un amigo, el marqués de Girardin. Se dice que sus últimas palabras fueron las siguientes:
-Abran la ventana; que pueda, una vez más, ver el sol.
Rousseau quiso morir como vivió: en contacto con la naturaleza, al aire libre, respirando el aire puro y tomando el sol.